A MI PAR-D-2



Os casáis en dos días. El casamiento: sin duda, una forma de celebrar vuestra relación, de consolidar vuestro compromiso y proclamar al mundo entero vuestro amor. Un acto de apertura, sinceridad y libertad desde que tomasteis vuestra decisión, vibrando en la misma frecuencia, sintiéndoos equipo,… y que esto sea la práctica diaria, la normalidad,… Que fluyáis, que riais y lloréis juntos (y también por separado),… que cocinéis y limpiéis la casa juntos (y también cuando esté cada cual solo),… Hablad, compartid silencios,… canciones, películas, libros y viajes… Eso es lo normal (DLE.: “Normal: Dicho de una cosa: que se halla en su estado natural”).

No caigáis en el tópico “¡Es normal que las parejas se peleen!”, “¡Es normal discutir!”, “¡Es normal, hay que batallar con la pareja!”. En el desarrollo de la vida todos encontramos situaciones en las que empleamos estas frases: va en el lote del matrimonio, pero una cosa es que forme parte del lote y otra muy distinta a que el lote del matrimonio sea pura discusión, agria pelea y constante alejamiento. No, eso no es normal: no es normal. No es matrimonio.

En el matrimonio se escucha, se apoya, se ilusiona, se aprende, se practica,... Eso es matrimonio,… existe diálogo, complicidad, compasión, comprensión, entrega, servicio, gratitud,… eso es matrimonio,… cuidado, esmero, mimo, ternura,… pasión, eso es matrimonio,… respeto, generosidad, paciencia, perdón, tolerancia,… Palabras que cobran vida con la práctica diaria y el entrenamiento consciente en el amor. ¡AMOR!... Si antes de acostarte ese día no has practicado un valor de estos, llévalo a cabo, y no esperes a que el día acabe. Esta es la normalidad de un matrimonio. Esto es un matrimonio.

Os dejo con un cuento que ilustra lo que acabo de escribir:
Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra:
-        "Ámela"
Luego se calló.
-        "Pero es que ya no siento nada por ella"
-        "Ámela", repuso el sabio.
Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente:
"Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. Ame a su pareja, es decir, acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala… Eso es todo... Ámela”.

Amar no es algo que te caiga del cielo, ni algo que te toca, ni cuestión de suerte, azar o un destino inevitable. Amar es practicar con tu mente, con tu cuerpo, con tus emociones, tu espíritu y tus acciones los valores  arriba mencionados (y más), en este caso, Ana, tú, con Juan y, tú, Juan, con Ana. Después del entrenamiento diario y la práctica constante, si queréis, ya podéis hablar de suerte.

Me despido con otro cuento que descubrí hace poco y habla de la actitud de servicio en la convivencia:

“He aquí que un hombre llama a la puerta de la casa de la amada y una voz femenina pregunta:
– ¿Quién eres?
– Soy yo- dice el hombre.
Y la voz femenina le dice:
Ve al bosque y medita a lo largo de tres meses. Después vuelve.
Así lo hace el hombre y regresa tres meses después para de nuevo llamar a la puerta de la amada.
¿Quién es?- pregunta la voz femenina.
– Soy tú- dice el hombre.
Y entonces la voz de la amada dice:
Entra, rey de corazones, no había en esta casa lugar  para dos yoes.

Entrenad con AMOR. M. Paz y yo os deseamos lo mejor en vuestra vida desde lo más profundo de nuestros corazones. ¡Os queremos!.

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